jueves, 13 de mayo de 2010

Una hoja que dice mucho.

Tan solo una hoja de ese diario.

Es así como comienza este escrito, apuntando la tristeza en hojas y en la piel. Es necesario hacerlo, y más que necesario es urgente; necesito desahogar esto que grita el corazón antes que me dedique a amurallar mi propio sufrimiento y el riesgo a que me devore desde el interior se haga más evidente. Estos meses he decidido escribir, escribir todo lo que siento sin preocupación, sólo con la convicción que mi corazón se sienta mucho mejor. “Es la escritura un camino eterno, un boleto sin regreso, siempre quieres ir más lejos, porque la mejor de las palabras, aún esta por escribirse” la escritura se nutre con la nostalgia que produce el dolor, pero se escribe con amor, PORQUE LAS ESCRITURA ESTA HECHA DE LO QUE ERES HECHO y lleva en su interior la huella indeleble de la pasión.

Si dejas que te traten tu tristeza como una perversión, o en el mejor de los casos como una enfermedad, estás perdida eso diría el señor Abad Faciolince, además de estar triste te sentirás culpable. Y no tienes la culpa de estar triste. Vive tu tristeza, pálpala, deshójala en tus ojos, mójala con lágrimas, envuélvela en gritos o en silencio, cópiala en cuadernos, apúntala en tu cuerpo, apúntala en los poros de tu piel. Pues sólo si no te defiendes, huirá a ratos, a otro sitio que no sea el centro de tu dolor íntimo. No estoy dispuesta a soportar que me sigan llamado, puta, prostituta…..todas palabras doloras para mí y más cuando le he dedicado tanto tiempo y amor a una familia que parece no existir. Es por esto que sigo intentando escribir hasta que sea necesario, y esté segura de algo, ¿de qué? De que, la negación de la naturaleza humana, no deja sino hipocresías, moralismo fariseo y una colosal ridiculez. Estar segura de muchas y pocas cosas.


Me quedo sentada mirando hacia el cielo como si tuviera la mirada perdida, el alma perdida y el corazón perdido, parezco perdida, en una pesadilla claro, o tal vez sólo en un mal sueño. Sueño y sueño, ya no se si es mejor dormir o estar despierta hasta en sueños lo veo, pero nada es claro, no recuerdo bien las cosas, todo es borroso. A pesar de esto hago balance general de la vida y me doy cuenta que al recordarlo inmensas sonrisas salen de mi rostro, que irónica es la vida, que irónico es pensar que se puede llorar y reír al tiempo por la misma persona. Ciertas fechas siempre logran bajarnos bruscamente del tren. Retroceder y mirar las huellas de un camino recorrido. Quizás la vida en este momento lo alejó de mi vida. De la vida sí, pero no del corazón. Siempre hay que volver a subir y empezar de nuevo, pero en verdad nadie sabe lo que anhelo volver a subir al tren junto a él y lo que lo necesito. Todo sería distinto, la vida con él era distinta, siempre llena de incertidumbres, adrenalina, mariposas en el estómago pero también de sonrisas. Extraño su humor, su buen humor conquistador, sus palabras fatales, palabras que parecerían calculadas y pensadas, pero eran naturales, precisas y esperaría yo sinceras, extraño las trasnochadas hablando de cualquier tema que nos viniera a la cabeza, al corazón o a los sentidos, extraño su verraquera, el amor por lo animales que tanto compartimos, las escapadas a hoteles, las historias que me contaba, su sensibilidad frente a la vida y esa voz que aún me encanta, que me pone nerviosa y me desestabiliza aún más. Extraño simplemente lo que es él o lo que fue conmigo.

Nadie se alcanza a imaginar la manera en que lo extraño. Nadie se alcanza a imaginar como anhelo y extraño un abrazó de él, una mirada fija, un buen beso, una caricia exacta, nadie sabe lo que siento. Hoy me pierdo en los recuerdos, pero jamás en el olvido. Aún no logro olvidarlo, confieso que a veces quisiera arrancármelo de la vida. Definitivamente el tiempo es una gran ironía. Porque a veces sobra y otras veces hace falta.

Hoy me muevo en el mundo de las contradicciones a veces creo que fui “una de malas” por haberlo conocido, porque no entiendo en qué momento me enredó tanto la vida, pero si soy sincera conmigo misma también creería que se necesita ser muy de buenas para conocer a un hombre como éste y además tener la oportunidad de compartir con y junto a él. A veces me siento afortunada y otras veces desdichada. Creo que sólo el tiempo dará sus razones. Por el momento sólo puedo agradecerle por los momentos vividos y compartidos, por hacerme latir el corazón de nuevo, por despertarme sensaciones, por llegar en el momento indicado e irse en el menos esperado, aunque hoy te sigo esperando. ¿Ingenua o enamorada?

Hoy le pido a Dios que por favor me regale mejores momentos ya sea con o sin él, que me lo devuelva así sea por sólo un ratico y le pueda decir alguna de las palabras, frases, párrafos que no le he podido decir, mirarlo a los ojos desahogarme, hablar y hablar, hasta que no pueda más y lo que había que decir haya quedado dicho. Ese sería un punto final alentador a esta historia que tanto me ha dolido y aún no logro superar, aunque a veces me pregunto si esas cosas se superan. Confieso que no soy una mujer que pelea con los sentimientos por eso me atrevo a decir que, anhelo un punto seguido, un punto suspensivo, pero nunca un punto final.

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