viernes, 9 de abril de 2010

Paris las gris.

Como quien busca un desenlacé feliz, a una historia marcada de dolor, así se encontraba Samantha, un palpito en su corazón le decía que fuera a Paris que resolviera sus dudas y tomará decisiones. Ella tenía miedo, no quería perder más de lo perdido, no quería llorar más de lo que había llorado, y no soportaba más desilusiones. Un día sin pensarlo dos veces y sin darle tantas vueltas al asusto Samantha se encontraba en Paris la gris. Llegó a Paris en busca de verdades, y tratando de evadir mentiras, aunque se encontraría con una gran mentira, aquel hombre ya no la quería, simplemente había decidido organizar su vida sin ella, claro esta y Samantha no quería ser de nuevo parte de una historia de tres. El dolor era evidente, era increíble como sus corazonadas, corazonadas jóvenes, pero de mujer eran toda una realidad. Decidió hacer una pausa y entrar a Le Dauphin, un café de la ciudad ubicado en la 167 Rue St. Honoré. Metro. Palais Royal, Musée du Louvre. Samantha adoraba este lugar. Era una típica brasserie y café en la esquina norte del Louvre, justo después de André Malraux Square. Le Dauphin había sido abierto en 1945 y aún mantenía ese sabor a historia que a ella tanto le gustaba. El salón le ofrecía un ambiente de luz tenue y tranquilo que contrastaba enormemente con el bullicio de la calle donde se encontraba. Definitivamente ella adoraba este lugar de ambiente romántico y propicio para un beso.

Entra al café, se acomoda, llama al joven que la atiende y ordena un petit café.
- Encore un petit café, pour te tenir debout avant de retourner, t'ensevelir dans ton trou, vant d'aller rêver que tu es lumineux, heureux.

Al lado izquierdo de donde se encontraba, un hombre reconoce su voz dulce y afónica, se acerca a ella le tapa los ojos, le habla al oído y pronuncia estas palabras. Has cambiado el vino tinto por una taza de café. Samantha reconoce inmediatamente su voz sabía de quien se trataba, Gabriel, aquel hombre que una vez se atrevió a escuchar retazos de su historia, estaba enfrente de sus ojos. Ahora la situación era distinta Samantha comenzaba a esclarecer y resolver situaciones, estaba preparada para contar otros cuantos retazos de esta historia que parecía no tener fin.

Sus ojos se alegraron al verlo, no era común ni podía ser casualidad que en una ciudad como Paris se encontrara con una cara familiar, una cara que sabía que había dentro y detrás de su vida.

Samantha- Vaya Gabriel que grata sorpresa me has dado. Siempre es bueno ver un rostro amable y cercano en esta ciudad.

Gabriel- Lo mismo opino yo, nunca imagine volverte a ver. Pero no creo que sea necesario buscar explicaciones a nuestro reencuentro. La vida se encargara de dar sus justificaciones a veces a corto o largo plazo. Por el momento me gustaría saber qué ha pasado con la mujer del tango. ¿Sigues jugando con fuego? (Sonrío)

Samantha- Al verte no me atrevo a mentir, podría hacer el intento de mirarte fijamente a los ojos sonreír y decir que mi vida marcha bien, anda de maravilla y que las heridas se han ido sanando poco a poco, pero no es así. Siento un dolor fuerte, tan fuerte que no se si los dos podamos compartir el mismo cuerpo, siempre he pensado que el dolor es otro ser, inmortal que se alimenta de los mortales para poder sobrevivir, pero creo que por el momento debería abandonarme a mi. No solo es fuerte sino también incomodo, son de esos dolores que te estorban que quisieras sacártelos del corazón empacarlo sin cuidado en una bolsa negra de basura y que se lo lleve el camión a ese lugar en donde debe estar.

Gabriel- ¿Y a qué lugar te refieres específicamente?

Samantha- ¿es obvio no? como dirían acá en Paris a le boueur, es decir a ese lugar donde esta la basura, al basurero. Y ahí que se pudra, que se renueve, y que se convierta en otra cosa muy distinta a la que era, quizás en algo orgánico, en algo que a la larga sirva para algo . Pero hasta el reciclaje tiene su proceso. ¿Sabes una cosa? odio los procesos, odio el tiempo y mas cuando se prolonga. Quisieras estar en un sueño “casi eterno” mientras la vida hace de las suyas y vuelve a poner las cosas en su lugar. ¿Si me entiendes?

Gabriel- Intento.

Samantha. - Te pregunto ¿Cuánto tiempo se puede soportar esta clase de procesos? ¿Cuánto tiempo hay que vivir con un nudo en la garganta que parece una bola de pelos atragantada? , ¿En qué momento las mariposas que se sentían en el estomagó por aquella persona se convirtieron en parásitos, que no solo se nutren de lo que hay en mi sino que también me enferman, me marchitan, me apagan, me secan. Son de esos amores que incomodan tanto que molestan, para dormir, comer, hablar, bañarse, cepillarse los dientes o simplemente mirarse al espejo.

Gabriel- ¿Por qué mirarse al espejo?

Samantha –Porque son de esos dolores que te transfiguran, que no te dejan saber bien quién eres, te ves rara y además te sientes rara.


Samantha- Quisiera algo parecido a la amnesia ¿si?

Gabriel- Si. Se a lo que te refieres.

Samantha – ¿Sabes que inventaría yo? una pepa para olvidar, un laxante para sacar todo ese dolor que hay adentro, que se vaya por un caño o por una alcantarilla. Que se vaya a los lugares más oscuros de este mundo, pero no al corazón de las personas. Una receta medica que curara el alma. Te cansas de las frases cliché, de que te repitan lo mismo, te cansas de saber lo mismo y siempre lo mismo y saber que así no quieras no hay mejor cura que el tiempo.

Gabriel. Todos quisiéramos descubrir aquel secreto, me gustaría decirte algo distinto, que no te hayan repetido los demás o al menos sonara diferente pero por mi experiencia y por la manera en que he percibido el mundo, creo que lo que hay que hacer es arrastrarse al principio, gatear después, coja mas adelante y de repente un día estarás de nuevo caminando, erguida, orgullosa de haberlo logrado, con nuevos aprendizajes en el alma y dispuesta a volverte a arriesgar.

1 comentario:

  1. Y bien, ¿han pasado varios años cuando se reencuentran? No sé muy bien qué hará Gabriel en esos días por ahí, tal vez de paso, como siempre en él. Lo que me emociona muchísimo de esto es que la decisión de Samantha ahora parece ser otra, parece como si hubiera olvidado que su destino tendría que ser similar al del personaje de la historia que tanta ama, ¿me equivoco?

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